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Fundadores

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San Camilo de Lelis

Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación.
Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. 
En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.
Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

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Padre Luis Tezza

El Padre Luis Tezza nace en Conegliano (Treviso) el 1 de Noviembre de 1841, siendo sus padres el médico Augusto y Catalina Nedwiedt. Hijo único, huérfano de padre a la edad de nueve años, va a vivir, junto con su madre, a Padua, donde contiúa sus estudios.
A la edad de 15 años entra en la Orden de los religiosos “camilos” (Ministros de los Enfermos de San Camilo de Lellis).
En 1871 el Padre Luis es enviado a Francia como maestro de novicios de la nueva provincia religiosa, de la cual llegará a ser el primer superior provincial.
Propone a Josefina Vannini un proyecto que lleva en su corazón desde hace algún tiempo: constituir un grupo de mujeres consagrado a Dios en el servicio a los enfermos según el espíritu y el carisma de San Camilo de Lellis.
Nace así el 2 de febrero de 1892 la Congregación de las Hijas de San Camilo que, dentro del carisma camiliano, pone en evidencia características típicamente femeninas como la ternura, la acogida, la capacidad de escucha y la intuición.Cualidades de sensibilidad y de corazón que San Camilo quería para sus religiosos en la asistencia a los enfermos.

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S. Josefina Vannini

"Cuida de los pobres enfermos con el mismo amor con el que una madre cariñosa cuida de su único hijo enfermo."

El Señor Jesús invita continuamente a sus amigos y discípulos para que lo acompañen por el fatigoso camino del don de sí mismos y del servicio desinteresado. Esa misma invitación Jesús la dirigió a Judith cuando se quedó huérfana de ambos padres a la edad de cuatro años. Judith aceptará con grande sufrimiento la separación de sus dos hermanitos y vivirá entre los huérfanos del Conservatorio de Torlonia en Roma, dirigido por las Hijas de la Caridad de San Vincenzo de Paul. Este será su primer sí a la invitación de acompañar con amor a Jesús. En el orfanatorio maduró pronto su vocación y entró al noviciado de las Hijas de la Caridad de Siena, pero ese instituto religioso no respondía cabalmente a sus deseos.

En 1891 participó en un curso de ejercicios espirituales para jóvenes con las Hermanas de Nuestra Señora del Cenáculo en Roma, donde conoció al padre camiliano Luis Tezza, llamado al último momento para reemplazar al predicador invitado originalmente.

 El Padre Tezza, que como Procurador General había recibido la tarea de restaurar las Terciarias Camilianas, comprendió la providencia del plan divino y le sugirió participar en ese proyecto. Judith se tomó un tiempo para reflexionar y luego aceptó: "Aquí estoy a su disposición", dijo, "No soy capaz de nada. Pero confío en la providencia de Dios".

En el momento de la muerte de la Beata Vannini en 1911, las Camilianas ya contaban con 156 religiosas profesas y dieciséis casas religiosas entre Europa y América.

Fundadores: Equipo
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